
Se llama hammam marroquí a un servicio de estética corporal típico de Marruecos que por su espectacular resultado ha dado la vuelta al mundo y puedes encontrarlo en muchos paises fuera de su origen.
El secreto es el jabón negro o beldi (foto principal), hecho de aceite de oliva negra y con propiedades exfoliantes naturales importantes. El Beldi se aplica generosamente a la piel, de deja actuar unos 10 minutos y la piel está preparada para una exfoliación intensa con el guante negro o kassa.
Las occidentales no estamos acostumbradas al modo de ejecución de este servicio y, si eres algo pudorosa, te va a dejar KO que te inviten a entrar en una habitación-ducha y una señora te lave, como tu mamá cuando eras pequeña.
Además, te dejan un buen rato con sauna de vapor que te abre hasta el último poro del cuerpo. Cuando crees que definitivamente te ahogas de calor, acude una experta y que te embadurna de jabón negro.
Tras el tiempo indicado, vuelve (enigmáticamente se cambia el conjunto de ropa interior con el que acudió, como si de un pase se tratara) y te enguaga el cuerpo con el chorro de ducha, eliminando así el jabón.

El jabón no pica ni irrita, es suavizante y muy hidratante. El guante, a pesar de su efectividad, no rasca la piel ni la estropea. Hay que frotarlo enérgicamente: la piel enrojece pero no es nada negativo ni duele tampoco. Eso sí, la sensación la primera vez es que un terremoto te está sacudiendo y se llama esteticista hammam.
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